18 noviembre 2011

Ya queda menos

El otro día estaba con un amigo que tuvo el atrevimiento de dejarme una novela suya para que le echara un vistazo y le corrigiera lo que yo consideraba que podía ser susceptible de mejora. El pobre no sabía qué hacía. Pero como decía El Guerra: hay gente pa tó. Acabo de devolvérsela y veo que no me llama. Creo que ya no lo hará nunca más.
A mi amigo le ha ocurrido conmigo lo mismo que al ciudadano de a pie con la política, donde cada día nos sorprendemos con las barbaridades que hacen creyendo que con los cambios que proponen la cosa puede mejorar. Esto lo digo para que mi amigo -si no lo ha dejado de ser ya, que supongo que sí, porque no me llama- crea que la esperanza nunca se pierde. 
Esto mismo es lo que nos pasa estos días con el proceso de selección que hay en La Moncloa: estamos esperanzados en que alguno de los que se postulan para el puesto sean capaces de cambiar y mejorar el marrón que heredarán del que aun culpa a los demás de su ineficacia. Por eso digo que ya queda poco. Para ver cuál es en realidad la situación en la que estamos; para ver si el próximo monclovita es capaz de hacer algo; para ver cómo se es capaz de montar huelgas a un Gobierno que ya no existe (porque las primeras huelgas que tenga Rajoy, seguro, serán las que no se atrevieron a hacerle a Rodríguez), etc.
Bueno, lo que sea, será. Ahora lo que veo es que ya queda menos para irme a comer y eso sí que importa. Me educaron en la fea costumbre de comer a diario... 

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